Ixchel diosa arcoíris de la fertilidad.
En esta ocasión les quiero compartir otra leyenda maya que hace poco leí gracias a un viaje a Cancún, México, específicamente en Isla mujeres.
Cuentan los mayas que en el Supramundo habitaban trece dioses luminosos y en el Inframundo nueve malévolas deidades de la oscuridad, todos estos dioses convivían entre sí, Itzamná un dios joven mortal que fue el inventor de los libros y la escritura, conoció y se enamoró de Ixchel, una diosa llena de bondad y belleza y muy hábil para tejer, ella vivía junto a su hermana Ixtab y con un grupo de doncellas que la acompañaban.
Ixchel aceptó que Itzamná la cortejara y poco a poco se fue enamorando de él sin decirle a nadie. Pero cuando estaban más enamorados, apareció un dios del Inframundo, Ah Puch, el dios de la muerte y se acercó a la bella joven, pero a esta lo rechazó pues no le inspiraba confianza.
Por aquel rechazo Ah Puch comenzó a provocar a Itzamná para que peleara con él, Ixtab, hermana de la diosa, los convocó a que lucharan hasta la muerte y quien resultara ganador se casaría con Ixchel.
El dios luminoso derribó al dios oscuro dejándolo agonizante en el suelo, Itzamná buscó rápidamente el rostro de su amada, pero Ah Puch se levantó e hirió a su contrincante por la espalda con un cuchillo. Ixchel corrió hacia su amado que yacía en el suelo, lo abrazó y lo besó en la boca por primera vez, desesperada por haber perdido a Itzamná, decidió quitarse la vida para estar a su lado.
Hunab Ku el dios Creador, dividió el tiempo en día y noche, por lo que Itzamná se convirtió en el dios Sol y éste convirtió a su amada en la diosa de la Luna, astro dotado con la femineidad de Ixchel y sus virtudes de diosa y de mujer, de madre en potencia, benefactora, curandera y partera, además de transformar a las doncellas en estrellas para que la acompañaran de nueva cuenta. Desde entonces las estrellas danzan con Ixchel en la oscuridad del firmamento, mientras el Sol, escondido, palpitante de amor por la Luna, las observa a lo lejos.
Se dice que la diosa Ixchel concede a las doncellas de la Tierra, amar y engendrar hijos, por lo que los mayas la reconocieron como la diosa del amor y de la fertilidad y la representan con un conejo en los brazos pues este animal se reproduce con rapidez. Los mayas iban en procesión en canoas adornadas a Cozumel e Isla Mujeres donde habían construido santuarios en honor a la diosa Ixchel.
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