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Síndrome de Hubris

 El síndrome de Hubris.

 


Es muy conocido que el poder corrompe a toda aquella persona que logra tener poder y estar en él, como bien lo dijo Thomas Jefferson: La experiencia ha demostrado que incluso bajo las mejores formas de gobierno, los encargados del poder, con el tiempo y operaciones lentas, lo han pervertido en tiranía.

Pero existe un síndrome que es muy característico de las personas que logran tener el poder ya sea tanto en lo político como en cualquier cargo con responsabilidad. Este síndrome se conoce como “El Síndrome de Hubris”.

¿Qué es?

El síndrome de Hubris, también conocido como “síndrome de Hybris” o adicción al poder, significa desmesura del orgullo o de la arrogancia del que se cree un dios, se siente superior y desprecia a los demás.

Este síndrome fue descrito por primera vez por el expolítico David Owen y también por el psiquiatra Jonathan Davidson para utilizarlo como un cuadro diagnóstico para clasificar el desmedido poder de algunos personajes políticos.

David Owen, en el año 2008, publicó una obra en la que exponía el perfil psicológico de quienes padecían del síndrome de Hubris, atraído por el comportamiento de políticos, dictadores y parlamentarios. En su texto, Owen acuñó el término “Síndrome de Hubris” para hacer referencia a los mandatarios que creían haber sido llamados para efectuar grandes obras y demostraban una tendencia hacia la omnipotencia y grandiosidad, siendo incapaces de escuchar las críticas.

Para Owen, el síndrome de Hubris está relacionado con el poder y es incrementado por el éxito, por lo que llega a describirlo como un trastorno adquirido que puede ser reversible y que puede disminuir una vez que el poder ha desaparecido.

Por su parte el investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, Federico Bermúdez Rattoni menciona que se trata de “una característica de personalidad y del momento en que una persona está en cierta situación social; es decir, hay personas que en el juego social pueden adquirir o tener mucho poder , y esto los hace adictos a él”

Quienes padecen del síndrome de Hubris terminan siendo incompetentes, debido a la excesiva autoconfianza y la falta de atención hacia los detalles.

Síntomas.

Existen 12 principales síntomas del síndrome de Hubris:

  1. Una propensión narcisista a ver el mundo como un escenario en el que se puede buscar la gloria y ejercer el poder. 
  2. Tendencia a efectuar acciones para autoglorificarse y mejorar su imagen. 
  3. Preocupación desmedida por la imagen. 
  4. Modo mesiánico (como si fuera un mesías) al hablar sobre cualquier asunto corriente o la tendencia a la exaltación. 
  5. Identificación con la nación, el estado o una determinada organización. 
  6. Tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona. 
  7. Confianza desmedida en su propio juicio y desprecio hacia el criterio de los demás. 
  8. Autoconfianza exagerada con tendencias a la omnipotencia. 
  9. La creencia de que no se debe rendir cuentas a los iguales, a la sociedad o a los colegas, sino ante cortes más elevadas, a Dios o a la historia. 
  10. Pérdida de contacto con la realidad con un aislamiento progresivo. 
  11. Impulsividad, inquietud e imprudencia. 
  12. Convencimiento de la rectitud moral de sus ideas.

Cabe señalar que para establecer el diagnóstico de Hubris solo se requiere la presencia de 3 de los ya mencionados síntomas.

Owen señala que las presiones y las responsabilidades que implica el poder pueden llegar a afectar la mente, ya que los líderes dejan de escuchar, no consultan y comienzan a tomar decisiones por su cuenta y, aunque estas sean erróneas, jamás llegan a reconocer sus propias equivocaciones.

En este sentido, se estima que quienes están afectados por el síndrome de Hubris, al tiempo, llegan a desarrollar el trastorno paranoide, lo cual los lleva a creer que quienes se oponen a sus ideas son enemigos personales que están movidos por la envidia.

Fases del síndrome de Hubris.

De acuerdo con David Owen, quienes padecen de este síndrome suelen atravesar varias fases, entre las que se encuentran la siguientes:

  • Dudas: luego de ser nombrados para ocupar un cargo, es normal que las personas no se sientan completamente seguras de sus decisiones. 
  • Autoconfianza: si todo comienza a salir bien, entonces las personas comienzan a sentir que son merecedora del cargo que ocupan.
  • Halagos: una vez que se alcanza el éxito, llegan los halagos, los cuales suelen reforzar el ego y a generar una sensación de endiosamiento.
  • Arrogancia: en este punto, las personas se consideran indispensables llegando a cuestionarse cómo la empresa ha podido sobrevivir sin ellos.
  • Soberbia: es una fase en la que se hace presente la idealización megalomaníaca, en la que la persona se siente indispensable, infalible y cree que va a disfrutar por siempre de los efectos para siempre.
  • Paranoia: al creer que los demás actúan movidos por la envidia, lo cual lleva a que, quien sufre del síndrome, desprecie las críticas que otros le hacen. La paranoia también los puede llevar a considerar a los demás como enemigos personales.
  • Caída en la desgracia: finalmente, ocurre con frecuencia que los políticos llegan a esta fase una vez que son derrotados electoralmente y, en el caso de los empresarios, con los despidos.

En esta última fase, el enfermo del síndrome de Hubris no comprende por qué ha sido destituido de su cargo, lo cual le puede llevar a vivir un cuadro depresivo.

“El poder no camba a las personas, sólo revela quiénes verdaderamente son” José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay.

 

 

 

 

 

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